viernes, 24 de agosto de 2018

¿Por qué amamos tanto a Mon Laferte?

Antes de ti, ¿quién? Gilda, quizás. Una catrina dorada con genes del puerto de Valparaíso. Bolero/rocker fumeta, hija del rigor, morocha-coraje con la fibra de una resistencia que tan sólo tú conoces. Voz sucia de quiebres rasgados, sombría por el tinte de cantar pasiones verdaderas. Piel e intemperie. Sin el desparpajo etílico de una Cecilia o la actitud punketa de una Stella Díaz Varín, afirmas la sensualidad como bandera y el aquí/estoy/yo que alguna vez tuvo el tango.
De quiénes te recordamos como la Monse histriónica y arrebatada de ROJO, sólo nos resta un sombrero al cielo, aplausos a rabiar y tu voz inundándolo todo. Eras el lamento de la esquina en donde tu tatuada insolencia le escupía dolores a este Chile sin chile, anémico, fierro oxidado. Días de gritos, mas sin plata. Por eso te fuiste, en búsqueda de un sabor más semejante al tuyo.

El metal de tu desgarro, la imperfecta luz de tus enormes ojos, se cuelan como ecos entre quienes mastican tus canciones en un colectivo al amanecer, en una micro de post laburo o las caminatas vacilantes de las 4 am, tras un carrete infinito que, de tan eterno, sólo se condenó a morir. Cantar a/con Mon es un poco sacarse la careta: sí, te emocionan esas letras cursis, ese lamento de balada destemplada, ácida y sufriente. Un carrusel que va del éxtasis de un amor drogado al vacío de tu tanta falta de querer.

Hoy tienes a las voces masculinas en español queriendo resonar junto a la tuya. Que Drexler, Bunbury, los Decadentes, León Larregui, Caloncho, Okills, Juanes. Suma y sigue. Lo mejor es que en esos duetos te robas el protagonismo sin culpa. A gambeta y choreza porteña.

¿Tienes techo? la popularidad es una cuerda por la que hoy avanzas: si caes, sólo fuiste moda. Si llegas al otro lado, serás un clásico. A ojos cerrados apuesto por lo segundo. Me aferro a ello. No nos falles. No me falles. A ese deseo, amárrame.


10 de agosto de 2018
http://revistadefrente.cl/por-que-amamos-tanto-a-mon-laferte/

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